El otro árbol de Guernica

El otro árbol de Guernica

El verano es un buen momento para coger esos libros que hemos ido amontonando durante el año o bien releer aquellos que tanto nos gustaron. Hoy os traigo una pequeña reseña del libro que da título a esta entrada: El otro árbol de Guernica (1967). Leí esta novela a la edad de quince años, en el año 2009. Acabo de terminar de releerla ahora mismo. Evidentemente cuando uno relee una novela es como si ésta fuera distinta, pero no es la novela la que cambia, sino la perspectiva del lector, la mente que decide trasladarse al mundo que guarda silenciosamente el libro.

A mí modo de ver, podríamos decir que es una novela realista y atemporal: realista porque explica cómo afecta una guerra a todos, de una manera u otra, es decir, que una guerra no son sólo los soldados, tanques, bombardeos, sino también las mujeres, niños, familiares, exiliados, etc. de los que luchan en el frente, nadie escapa de la guerra; atemporal porque siempre hay una guerra u otra que nos hace recordar que el ser humano no aprende, y que seguramente la paz es un mero espejismo en el mundo que vivimos.

Como amante de la historia, El otro árbol de Guernica es lectura obligatoria. Es un documento histórico fácil de entender, que se lee rápido y con gusto. Cuando uno llega a la última página del libro siente un sabor amargo, entre felicidad, tristeza y nostalgia: felicidad porque los niños de la guerra han podido regresar a sus casas, al fin; tristeza porque lamentablemente el Frente Popular no pudo vencer a los nacionales y la consecuente dictadura…; y nostalgia porque se echará en falta a Santi y su carácter luchador, el niño que creció y supo hacer de un sueño, ser escritor, una realidad. Gracias Luis de Castresana por habernos regalado este pedacito de tu biografía.

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